martes, 2 de diciembre de 2008

Día Mundial de la Salud Mental

Sabias que…

Día Mundial de la Salud Mental

Una vez más el 10 de Octubre, como en años anteriores, se celebra el día Mundial de la Salud Mental. El lema escogido para este año es “Convirtiendo la Salud Mental en una prioridad global: Mejorando los servicios a través de la reivindicación y la acción ciudadana”.

Aunque el lema es bastante farragoso, creo que hace hincapié en un aspecto de la Salud Mental en el que pocas veces reparamos, y es la importancia de la sociedad, de la comunidad, de los ciudadanos con sus actitudes y conductas para el desarrollo de una correcta atención a los pacientes.
El artículo en esta ocasión será algo más amplio que otros anteriores, pero permítanme extenderme un poco.

Históricamente, y realizando un mini-resumen las concepciones acerca de la enfermedad mental han ido cambiando al tiempo que lo hacían las creencias de la sociedad en general:
En una primera etapa todas las creencias se centraban en la magia-religión y la enfermedad se atribuía a la intervención de dioses/demonios/espíritus y era competencia de los magos/chamanes/sacerdotes.
Posteriormente se desarrollan culturas de gran importancia (Egipcios, babilonios…) que culminan en los griegos y su concepción del mundo filosófico-matemática, pasando la enfermedad mental a considerarse un desequilibrio de las materias que componen el organismo (la teoría humoral de hipócrates).
Dichas concepciones evolucionan a través de la edad media, a través de un desarrollo de la filosofía griega por las tres grandes religiones (Judaísmo, Islam y cristianismo), hasta llegar a la Revolución científica y la Ilustración que culminan en nuestro enfoque actual a través de los progresos del siglo XIX y XX.

Nuestra sociedad actual se mueve dentro de un paradigma de tipo científico-técnico, que ha conseguido grandes avances capaces de transformar nuestra forma de vida. No es necesario recordar en los últimos siglos la espiral de avances técnicos que han llevado a nuestra sociedad a un grado de desarrollo sin precedentes en la historia: Basta salir a la calle basta para observar los avances (coches, aviones, ordenadores, televisores, móviles, grúas… la lista sería interminable). Dichos logros y su impacto directo en nuestras vidas han llevado a un enorme prestigio de la visión científica, aunque debemos recordar que la evolución que hemos visto en el pequeño resumen histórico anterior no significa la completa sustitución de una forma de ver el mundo por otra, sino que concepciones que podemos considerar más antiguas persisten y sobreviven a lo largo de toda la historia, a veces con una vitalidad incluso mayor (la creencia sobre la intervención de las brujas y los demonios en las enfermedades mentales en la Edad Media, o las creencias en astrología, adivinos y curanderos de nuestros días).

La justificación de que algo se hace porque lo indican “los expertos”, o que existen pruebas científicas de esto o de lo otro inunda nuestras noticias y nuestros medios de comunicación, y así la ciencia ha pasado a ser una especie de autoridad más o menos incontestable, algo demasiado complicado para el entendimiento de las personas normales, y que sólo los expertos (“los elegidos”) son capaces de manejar y controlar, planteando una sensación que casi iguala la ciencia a la magia del mundo antiguo y a los científicos en los nuevos magos. Podemos observar todos los días como los anuncios comerciales, se llenan de expertos “de bata blanca”, (en ocasiones con un acento extranjero), para vendernos colchones o leche, o las referencias “científicas” de anuncios de yogures que hablan de estudios sobre inmunidad, defensas del organismo, niveles de colesterol…

Como resultado de ello en ocasiones la gente se vuelve hacia los expertos en la creencia de que estos poseen una especie de “manual de instrucciones” o “conocimiento superior” que debe indicar claramente y sin ninguna duda que es lo que hay que hacer en todas las circunstancias y de una manera mecánica para obtener los resultados deseados, mostrándose los legos sin voz ni voto en dicha decisión.

La concepción de la medicina actual, y de la salud mental como parte de la misma no es, al menos teóricamente esa, sino que busca informar al paciente y a sus familiares (a la sociedad en general) para que estos de una forma autónoma y responsable colaboren en la toma de decisiones y el aprovechamiento de los recursos.
Realizando otra breve digresión histórica ( paciencia, ya me voy acercando al tema) a lo largo de los años 50 y 60 varias aportaciones doctrinales cristalizaron en lo que se ha dado en llamar psiquiatría Comunitaria, sostenidas en una parte importante por el avance de la psicofarmacología que había dado un gran paso adelante con la introducción de tratamientos para las grandes patologías de la Salud Mental: Esquizofrenia (neurolépticos), Ansiedad (barbitúricos y benzodiacepinas), depresión ( antidepresivos) y tr bipolar (litio).
En el año 1963 (por proporcionar una fecha central en un proceso complejo y en continua evolución) el congreso americano aprobaba a instancias del presidente John F.Kennedy la “Community Mental Health Centers Act” en la que se establecía la provisión de fondos para centros comunitarios de Salud Mental, que serían establecidos en poblaciones de entre 70.000 y 200.000 habitantes y que proporcionarían fundamentalmente 5 tipos de servicios: Pacientes internos, Servicio de urgencias (24 h), Servicios de día (Hospitalización parcial, instituciones intermedias, servicios de seguimiento y ambulatorios), Investigación y Docencia.
El fundamento teórico de los centros comunitarios centraba su foco no únicamente en el paciente o la enfermedad, sino en la COMUNIDAD, no aislando a los pacientes en hospitales psiquiátricos como hasta ese momento, sino reduciendo las hospitalizaciones al mínimo y tratando a los pacientes en la comunidad, por un equipo multidisciplinar que incluyese no sólo médicos sino además de psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadores sociales, enfermeros especializados, terapeutas ocupacionales, personal administrativo…, interesándose por identificar las necesidades de salud mental, e intentando abarcar a toda la población (incluyendo niños, ancianos minorías, enfermos crónicos y graves…)

Supongo que para aquellos que habéis tenido la paciencia de seguir leyendo, todo esto os suena bastante. Es, con ligeros matices, el modelo en que nos movemos, el tipo de medicina que estamos realizando. Sin embargo existen algunas características más de este modelo que constituyen la razón central de este artículo:

- UBICAR LOS RECURSOS EN ZONAS PRÓXIMAS A LOS PACIENTES PARA FACILITAR EL ACCESO
- IMPLICAR A LOS POLÍTICOS Y CIUDADANOS EN LA PLANIFICACION Y LA TOMA DE DECISIONES SOBRE NECESIDADES Y PROGRAMAS DE SALUD MENTAL.

En modelos anteriores era el paciente el que se incorporaba al hospital (generalmente grandes instituciones que atendían zonas muy amplias) ahora se trata de acercar la institución al paciente, para facilitar su acceso a la misma y no desarraigarlo, o hacerlo lo menos posible, de su medio y su familia.

La decisión de implicar a los ciudadanos y a los políticos se produjo ante una doble constatación:
1) Para implementar cualquier programa con unas mínimas garantías de éxito se necesitaba la existencia de una financiación que provenía fundamentalmente de fuentes estatales, gubernamentales.
2) Se comienza a dar importancia a las aportaciones de pacientes y familiares, que se habían organizado en asociaciones.

Incluso los “sabios científicos” no eran infalibles y ciertas recomendaciones y medidas iban cambiando con el tiempo. Las consecuencias de la aplicación de ciertas directrices tenían repercusión sobre la sociedad: Por ejemplo la aplicación de los postulados comunitarios supuso un proceso conocido como DESINSTITUCIONALIZACIÓN, con eliminación de camas en hospitales psiquiátricos e integración de los pacientes en la comunidad y no todas sus consecuencias fueron felices: Muchos pacientes quedaron en una situación de desprotección, viviendo como vagabundos sin hogar, o la carga de ciertas familias que tenía que hacerse cargo del control del tratamiento del paciente aumento de forma importante.

Es por todo ello que la acción ciudadana y de las reivindicaciones hacia los políticos es cada vez más importante, fundamental, para establecer nuevos servicios y recursos. Para ilustrarlo os dejo con una sencilla reflexión:

La “teoría “, la “ciencia” dice que entre los servicios necesarios en salud mental figura la existencia de un recurso para hospitalizaciones prolongadas donde realizar programas de rehabilitación. En Nuestro medio y para nuestros pacientes y familiares ¿Es lo mismo que dicha residencia se encuentre en Gran Canaria, que en Tenerife, que en el Hierro o que en el propio Lanzarote?
Esa es una cuestión que debe resolverse a través de las reivindicaciones de la sociedad y de la acción de los políticos