martes, 22 de septiembre de 2009

Los medios de comunicación y la salud mental.

Me da miedo.

Cada vez que veo un titular en un periódico que hace referencia a alguna enfermedad mental, me da miedo leer el artículo.

Me da miedo porque suele pasar que SOLO SE HABLA DE LAS ENFERMEDADES PSIQUIATRICAS CUANDO HA SUCEDIDO UN SUCESO TERRIBLE Y MORBOSO.

Así, no es raro que una buena parte de la opinicón pública, relacione SIEMPRE la enfermedad mental con agresiones, violencia y terror.

Casi nunca se habla de Salud Mental fuera de las páginas de sucesos. Como si no hubiera otras muchas maneras de tratar los temas relacionados con la salud y con la enfermedad mental.

Es cierto. En alguna ocasión, algún enfermo psiquiátrico se ve afectado por algún suceso desgraciado y violento. Unas veces como actor de algún hecho desgraciado y otras vecss, más frecuentemente, cómo VÍCTIMA de algúna desgracia. Pero SIEMPRE COMO VICTIMA DE UNA ENFERMEDAD que puede más que él.

NO es el enfermo quién realiza ese acto violento: es la enfermedad que padece.

Además, también la población SUPUESTAMENTE SANA tiene o es victima de situaciones violentas.

Tratando el tema como lo hace la prensa , termina dando la impresión de que TODOS los enfermos psiquiátricos son violentos y/ o peligrosos.

En conclusión: los medios de comunicación, (escritos, radiofónicos o televisivos) tienen la grave responsabilidad de estar creando una opinión pública de marginación y miedo a los enfermos psiquicos.

Y lo peor es que ESTO NO ES VERDAD. No es justo que hagan una prensa tan amarilla aprovechando el morbo de las enfermedades psiquiátricas y pensando solo en lograr beneficios económicos a costa de un colectivo que NO ES COMO LO PINTAN.

La mayoría de los enfermos psíquicos, luchan por su salud, y contra su enfermeddad pacientemente, día tras día, con un tesón y una constancia digna de admiración.

Cuando conoces bien a muchas personas afectadas por enfermedades psíquicas, te asombra el mérito que tienen de mantener el ánimo y seguir luchando contra enfermedades siempre angustiosas y difíciles a pesar de notar en la sociedad la marginación y el estigma.

A veces se comprendería que algunos enfermos se revolvieran contra una sociedad que, no solo no les ayuda bien, sino que les margina y habla de ellos como peligrosos y terribles cuando en la mayoría de los casos, su sensibilidad, su humanidad y su valor estan muy por encima del de la media de la población “normal”

Nosotros “ la sociedad”, nos creemos un grupo aparte y MEJOR que los que padecen alguna enfermedad psíquica.

ILUSOS. Acaso no nos damos cuenta de que los enfermos mentales TAMBIEN SON NOSOTROS. Ellos iban por la vida como usted y como yo, sin más mérito y sin más culpa. Pero les vino una enfermedad y ahora, bastante tienen con sobrellevarla y tratar de curarse .

Y NOSOTROS, QUE SOMOS ELLOS, no solo no les damos la mano para acompañarlos en su lucha, sino que creamos un tabú de pelirgrosidad, riesgo, violencia…

La verdad es que pienso que NOSOTROS somos mucho mas crueles que ELLOS sin darnos cuenta de que mañana, la enfermedad psíquica puede llegarme a mí. O a mi hijo. O a mi madre……. O ellos pueden curarse (si les dejamos).

Es decir, mañana NOSOTROS PODEMOS SER ELLOS. Y ELLOS NOSOTROS.

J. Santiago

Psiquiatra

El transtorno bipolar

No hay ninguna persona (Gracias a Dios) que se mantenga sin emociones ni sentimientos, frío como un témpano, toda la vida.

El ser humano, está vivito y coleando y, por eso, tiene cambios de su estado de ánimo. Unas veces está más alegre y otras más triste.

Unas veces con razón y otras sin ella.

Hay días que se despierta uno “con el pié izquierdo” y todo parece salir mal y tengo un humor de perros.

Hay días en que la vida es bella (o me lo parece a mí).

Hay quien es más pesimista y todo lo ve por el lado malo.

Hay quien es más optimista y “siempre ve la botella medio llena” en vez de medio vacía.

Pues todo esto es normal.

Incluso hay personas que tienen oscilaciones del estado de ánimo bastante llamativas: aquello de “ hoy estoy con la bajona…”

Todo eso es normal y humano.

Pero, a veces, los aparatos de control del estado de ánimo, realmente se estropean y la persona que lo padece, sufre una extraña enfermedad en la que pasa temporadas en las que se deprime enormemente ( sin motivo conocido) y otras temporadas en las que, sin que haya nada que lo explique, se siente “excesivamente” contenta, dinámica, activa, con miles de proyectos e ideas, “a cien por hora…” hasta el extremo de que todos los que le rodean se dan cuenta de que aquello no es normal.

Estas personas que sufren enormes e inexplicables cambios de su estado de ánimo, deben consultarlo con su médico de cabecera porque podría ser que padecieran una enfermedad llamada TRASTORNO BIPOLAR ( que pasan de un polo a otro).

Si esto fuera así, la enfermedad tiene tratamiento y suele responder muy bien, pero hay que hacer el diagnóstico bien hecho y usar el tratamiento adecuado durante el tiempo suficiente.

Como siempre, si esto que cuento es parecido a lo que usted padece, consulte con su médico: él le orientará.

Un saludo, amigos.

Julio Santiago

las crisis de ansiedad

Los americanos suelen llamarla también “crisis de pánico” y en Europa, se llama “crisis de angustia”.

A mí lo de crisis de pánico me parece mejor porque el término es más gráfico.

Hay un mecanismos de defensa del ser humano que consiste en que, cuando hay una situación de gran peligro o alarma, se dispara el ritmo cardiaco, la respiración se hace más rápida y superficial, las pupilas se dilatan, la piel y el pelo se erizan (se pone “carne de gallina”, “los pelos de punta”), la musculatura se contrae… hasta puede dar diarrea..

Todo esto, es una expresión del miedo, un mecanismo de alerta, de defensa, de huida de autoprotección… Todo esto es normal cuando se produce como respuesta a una situación amenazante o altamente estresante.

El problema de la crisis de pánico, es que puede producirse sin que haya ninguna situación especial que la provoque, en cualquier momento, cuando más tranquilo estoy…

En tal caso, como la persona que la sufre nota todos esos síntomas sin que haya nada que los explique, siente doble miedo: crisis de miedo inmenso y más miedo porque no hay explicación descubrible.

La crisis puede ser extraordinariamente molesta y producir mucho sufrimiento a quién la padece.

Sin embargo, es una falsa alarma: parece que me va a dar un infarto, pero no me da; parece que me voy a asfixiar, pero no me asfixio, parece que me voy a morir pero no me muero; parece que me voy a volver loco, pero no me vuelvo…y, poco a poco, la crisis va pasando, ella sola, hasta que todo vuelve a la normalidad.

Bueno, casi todo vuelve a la normalidad. Generalmente me quedo con miedo de que pueda volver a aparecer una crisis tan angustiosa. Y, sin motivo aparente.

Pero… hay que vencer el miedo. Una sola crisis de pánico, a pesar del susto que se lleva uno, no tiene importancia ninguna. Solo hay que intentar mantenerse sereno, respirando hondo y pausado, darle tiempo, no salir corriendo hacia ningún sitio…ella sola va pasando.

Solo si la crisis se repitiera en varias ocasiones debe consultarse al médico de cabecera y él dirá lo que hay que hacer.

Saludos, amigos.

Julio Santiago