No hay ninguna persona (Gracias a Dios) que se mantenga sin emociones ni sentimientos, frío como un témpano, toda la vida.
El ser humano, está vivito y coleando y, por eso, tiene cambios de su estado de ánimo. Unas veces está más alegre y otras más triste.
Unas veces con razón y otras sin ella.
Hay días que se despierta uno “con el pié izquierdo” y todo parece salir mal y tengo un humor de perros.
Hay días en que la vida es bella (o me lo parece a mí).
Hay quien es más pesimista y todo lo ve por el lado malo.
Hay quien es más optimista y “siempre ve la botella medio llena” en vez de medio vacía.
Pues todo esto es normal.
Incluso hay personas que tienen oscilaciones del estado de ánimo bastante llamativas: aquello de “ hoy estoy con la bajona…”
Todo eso es normal y humano.
Pero, a veces, los aparatos de control del estado de ánimo, realmente se estropean y la persona que lo padece, sufre una extraña enfermedad en la que pasa temporadas en las que se deprime enormemente ( sin motivo conocido) y otras temporadas en las que, sin que haya nada que lo explique, se siente “excesivamente” contenta, dinámica, activa, con miles de proyectos e ideas, “a cien por hora…” hasta el extremo de que todos los que le rodean se dan cuenta de que aquello no es normal.
Estas personas que sufren enormes e inexplicables cambios de su estado de ánimo, deben consultarlo con su médico de cabecera porque podría ser que padecieran una enfermedad llamada TRASTORNO BIPOLAR ( que pasan de un polo a otro).
Si esto fuera así, la enfermedad tiene tratamiento y suele responder muy bien, pero hay que hacer el diagnóstico bien hecho y usar el tratamiento adecuado durante el tiempo suficiente.
Como siempre, si esto que cuento es parecido a lo que usted padece, consulte con su médico: él le orientará.
Un saludo, amigos.
Julio Santiago
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